jueves, 25 de diciembre de 2008

No pudimos con el desafío

Viviría siempre
entre sus brazos esquivos,
(aquellos)
que agitaron mi sangre
detrás de una ceguera.

El tiempo y su ausencia,
devoran sin reparo
la mañana
y el recuerdo de su mano en mi mejilla
sostiene una lágrima perpetua.

Si hasta el sauce llora su silencio.

Y aunque el mañana venga,
sé que lo he perdido.
Ayer fui ,
y hoy,
aún no he nacido.