miércoles, 18 de abril de 2012

El anuncio

En un sábado vestido de domingo con el encaje gris que llora en la ventana, la radio carraspea entre la hora y las noticias.
La luz, mayormente artificial, ilumina las letras del diario. La voz del locutor pone emoción al titular que ocupa casi la mitad de la primera plana.
Los hermanos más pequeños juegan sobre el piso húmedo, en tanto el padre, con el matutino deshojado entre sus piernas se sumerge en el butacón como queriendo desaparecer, y la mujer, retiene en sus ojos las lágrimas y la mirada de su hijo, erguido con las manos temblorosas anticipando el desgarro de una partida involuntaria.
La guerra había comenzado.

miércoles, 11 de abril de 2012

La luz

Un punto de luz que no pudo ubicar ni en la ventana ni en la pared, tal era la oscuridad de la habitación, le arrebató el último pensamiento que quedó suspendido en la noche inhabitada.
Cerró los párpados e intentó recuperarlo. Era de crucial importancia ya que formaba parte del argumento esmerado y preciso que justificaría su decisión.
Escurridiza como todas, la idea no pudo rescatar las palabras que le dieron forma.
Se incomodó, cambió la posición y apretó la sien con su mano a fin de concentrarse para hallar lo perdido. No lo logró. Las premisas se fueron desbarrancando en su mente como una cascada incontenible. Una lógica inesperada invadió la sinrazón de sus convicciones. Odió sin límites a ese punto efímero que desdibujó su certeza.
Lloró en la oscuridad.
El arma cayó de su mano derecha. Sonó el golpe. El aire oscuro recibió el disparo.