La letra se repetía en forma
ininterrumpida y con amplitud constante. Por más que quisiera desoír las
palabras, no había escapatoria, si hasta las paredes se unían para retener el
eco.
Todo surgió por un malentendido, como siempre…en
realidad, cada una de las discusiones de las que hemos sido parte, siempre se
originaron en el mismo conflicto: no haber comprendido con exactitud el mensaje
ajeno, ya sea por no escucharlo, o por interpretar las palabras con otro
significado. La lengua que hablamos rebasa de sinónimos, abundan los significantes
con infinitas variedades. Será también por eso.
De todas formas, me está aburriendo el
minuto que se prolonga como su queja casi perpetua.
Bien se que un gesto, ya sea una ceja que
se arquea, un ojo que espía al techo o un desliz del labio pueden extender
irremediablemente la sinfonía lastimera.
Ni los pies atino a mover. La quietud de
mi cuerpo se asemeja a la calma que la naturaleza, sabia, atesora para
enfrentar la tormenta. Hay que dejar caer el agua a través de los grafismos que
dibuja la furia en el cielo, para abrirse nuevamente como un vientre que dé
paso a la paz y calidez del fuego.
Estaba concentrada en estos pensamientos
cuando escucho de repente un súbito silencio.
La mirada de esos ojos gélidos parecía
exigir una respuesta. En la memoria no registro situación similar. Siempre
fueron monólogos, verborragias unipersonales dirigidas al mismo par de oídos.
¿A que se debe ahora esta puerta abierta a
palabras que carecerían totalmente de sentido?
Tal vez esté confundida. Quizá no espera una respuesta, puede que su
silencio sea más una afirmación de su palabra que una pregunta al vacío. Porque
ahí estoy yo, en su vacío.
Un vacío habitual, ahora, apenas incómodo,
porque parece que lo abandonó hasta el mínimo suspiro que deja como rastro el
aliento tras la palabra dicha.
Presto mayor atención a sus ojos, los veo
de hielo y entonces comprendo. Su vida, embebida en la dureza del cristal, en
un instante, se hizo añicos.
Ya no estoy en su vacío, se lo llevó sin
mi permiso, como todo. El tiempo transcurre en silencio. Camino, sólo mi suela
hace ruido. Enmudecieron las paredes. Miro, lloro.
Estoy vacía.