sábado, 25 de agosto de 2012

Paradoja (Vivo muerto)


Cuando el espíritu muere antes que el cuerpo, no se distingue el día de la noche y el silencio es la ausencia de uno mismo. El tiempo, de tan interminable, se duerme y aburre. No hay sentido ni sentimiento. La tibieza es fría, el gris el único color y los ojos, la ventana por donde se ve la nada.
Cuando el cuerpo vive más que el espíritu, la huella no deja marca, y el aliento retorna como póstumo suspiro. Las voces se rompen cual cristales que caen en piedras. Y saltan desplegándose como lágrimas infinitas.
Cuando el espíritu muere antes que el cuerpo, el dolor es dueño.

Martes a la tarde


La voz del trueno viajó más allá de la vista, atravesó nuestra pequeñez, vibró en el silencio y acompañó el canto de un pájaro invisible antes que las gotas martillaran la quietud del espejo de agua. La tarde es oscura.
Las luces ajenas, doradas y ostentosas, se aplacan tras la cortina gris que las opaca y hermana al humilde candil de la pobreza. Sólo el verde que crece alimentado por la tierra deslumbra con el único poder que ninguna historia supera. Las ramas danzan con fuerza.
Estremece el relámpago, sobrecoge el trueno, y el agua cae con inquietante misterio. Buscadores de preguntas formularon respuestas, usaron modelos, explicaron los ciclos, el poderoso saber se hizo hombre, y el hombre se supo poderoso en su dominio y conocimiento…hasta que lo asombra  y enmudece la próxima tormenta.