Hace más de hora
y media que está hablando de sus logros,
de los de su marido, de los de sus hijos, y doy gracias que no ha parido
demasiado.
Claro que no
parece ser una persona orgullosa o que cree que su familia es la
personificación de la genialidad, no. Porque tras cada conquista narrada
enumera con exacerbado detalle cada una de las complicaciones, obstáculos y
dificultades que tuvieron que ser heroicamente superadas. El marido sostiene
una sonrisa entre estática y plástica. Totalmente indefinido. El bebe café,
como mi esposo, que escucha con cordialidad a la mujer de su nuevo compañero de
trabajo.
Mientras bebo el
té y percibo el aroma de la calma, pienso en mí, si tuviera que atravesar sólo
dos de las circunstancias que describe, ya estaría agotada, frustrada, o tirada
en algún rincón de la casa suplicando una terapia.
Me pregunto qué
gesto de cortesía nos llevó a invitarlos a cenar.
No creo que
valga la pena preguntarme porqué, más vale quisiera idear cómo hacer en el
futuro para evitar cualquier tipo de encuentro, por más casual y mínimo que
sea. Pensar me distrae. Observo la taza de té que está frente a ella. Debe
estar casi helado. Agradecida voy a la cocina y le preparo uno caliente. Con
una mirada casi pueril aprueba la generosidad del gesto y lo bebe de un sorbo.
…. sigue y sigue hablando, nos vuelve locos, hasta el marido colgó
definitivamente de la comisura de sus labios la curvatura de una sonrisa sin
sustancia.
La letanía
continúa, demasiados éxitos, demasiadas dificultades, demasiados, muchos
demasiados para una noche que parece interminable.
Me levanté nuevamente.
Percibí los ojos de mi marido hundiéndose en mi espalda, absolutamente
convencida de que me suplicaba que volviera con una excusa creíble. Algo así
como tener que salir de casa por alguna emergencia.
Pero no fue
necesario. Desde lejos observé la piel de su rostro. La palidez iba ganando
espacio entre sus gestos hasta que se desmayó.
El marido
sobresaltado se deshizo en disculpas. La llevó en sus brazos al auto y
partieron con urgencia al hospital más cercano.
Espero no
haberle puesto demasiado…