La pobreza es
palabra del olvido, que sólo queda impresa en diccionarios actuales con el fin
de ayudarnos a comprender tiempos idos, aquellas épocas en las cuales era una
palabra corriente, de uso común y de significado extremadamente abarcativo.
Sinónimo de carecer, ilustraba la condición de la mayoría de los seres humanos.
El fenómeno de su desaparición se inició hace más de cuatro décadas cuando un
salto energético sacudió inesperadamente los parámetros que sostenían aquellas
civilizaciones. La descarga modificó variables de naturaleza tanto biológica,
como inerte y espiritual. Una legión de científicos especializados en temas de
índole diversa definieron el suceso como una re- creación.
Se especuló
acerca de las causas que llevaron a la manifestación de este cambio. Demasiadas
opiniones, múltiples y diferentes, producto de análisis estrictos como de
imaginaciones alteradas, no pudieron dar con hipótesis viables.
Aun hoy es tema
de discusión el inicio y los motivos de este cambio. Sin embargo, otro grupo de
estudiosos, a través de observaciones y proyecciones, intenta determinar si
esta realidad será definitiva o devendrá un nuevo fenómeno antagónico, que
pueda ocasionar la devastación irreversible de la humanidad.
Los más audaces
temen que así sea, pues sospechan que el impulso energético pudo haber sido
ocasionado por una alta concentración de vibraciones propias de la esencia
humana, generando una onda detonante de esta nueva creación; y por lo tanto, el
espíritu humano podría concebir nuevamente una densidad alta de vibraciones en
sentido opuesto. Y así, producir la extinción de toda forma.
Muchos creen que
esta sospecha es prematura, y anidan la
esperanza de que se demuestre lo contrario, aunque en la soledad de sus certezas,
conociendo y dando fe del libre albedrío, el futuro de un fin sigue siendo la
verdad de todas las dudas.