jueves, 1 de octubre de 2015

Es fuego que abriga,
y sombra que abraza,
su cuerpo de alianzas,
de arraigo y de vuelo,
sabe de oscuridad ,
de pérdida y ciclo,
de aroma y de viento...
conoce de fuerza,
de resistencia,
de espera,
y se deja tocar,
 envuelve de certeza,
la pequeñez,
y en su silencio tan repleto
apacigua la sed de palabras inciertas.
Late la sangre,
de la tierra alimento,
silueta entre nubes
que el sol desnuda
vertiendo luz sobre otros suelos.

El se hizo árbol, y yo, tierra.
Que Dios sople en tu corazón y barra el polvo para que quede limpio y claro...
Que Dios libere tu palabra para que puedas hablar sincero...
Prefiero tu verdad a tu silencio, el dolor a la mentira. No lo merezco.
Prefiero que te vayas donde prefieras, que seas feliz, 
porque te quiero...
¿ Por qué insistes en borrar la sonrisa que Dios dibuja cada mañana en mis labios para regalártela?
¿ Por qué insistes en priorizar preocupaciones cuando la abundancia del amor de Dios se te ofrece cada día?
¿Por qué insistes en dejarte dominar por la amargura cuando en tu corazón habita desde siempre la alegría de quien te sopla la vida?
¿ Por qué insistes en dejarte agobiar por un mundo que juzgas tu enemigo cuando es una pequeñísima parte de un maravilloso universo creado por quien te ama?