viernes, 11 de marzo de 2016

8 de marzo 2016

Me empezaron a llegar mensajes, imágenes, saludos y besos por el día de la mujer. Hice memoria, y en esa memoria honré y agradecí a las mujeres que entregaron su aliento, su sangre, su trabajo, su corazón… y celebré cada conquista, por eso coincido con quienes sostienen que hoy es un día de conmemoración, y también abrazo a quienes hoy festejan…porque si estas mujeres caminaran con nosotras hoy, estarían celebrando…Mucho dicen los textos que recibo, hermosos unos y otros, cálidos y profundos, sobre todo sinceros. Y como tengo tiempo, decidí entrar en mí, en la mujer…y no bien di los primeros pasos por mi corazón, me saltaron lágrimas, descubrí mi propia flaqueza y fragilidad, descubrí en esa fragilidad un terreno incierto, donde es capaz de crecer una alegría incomparable y echar raíces la tristeza más profunda; tanteando sombras reconocí las dudas, las que fueron, hoy son mis latidos, pero la cuna donde se mecen, nunca está vacía. Me hice silencio, y escuché el aliento. Supe entonces de la fuerza, de la lucha y del deseo; de ser hija, hermana, esposa, amiga, madre y maestra, del trabajo, del descanso y de la entrega. En lo más profundo, encontré un espejo. Allí estaba, me vi, y me reflejé en todas y en cada una de las mujeres por las cuales hoy, alzo la mirada, doy gracias y celebro. Sí, absolutamente convencida, a cada una les digo GRACIAS Y MUY FELIZ DÍA!

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