El golpe de la maza interrumpe
como el silencio de una corchea las notas de la sonata de Beethoven. Cada
acorde parece acompañar a la nube de polvo que asciende ante la caída de un trozo de ladrillo, de yeso, de historia.
El latido del corazón se hace
parte de la orquesta. Duele.
La pintura descascarada que se
derrumba llora en su agonía aquel beso escandaloso que le robó un amante a la
niña de la casa, y el revoque agrietado enjuga las lágrimas del chiquillo que
escapó de los gritos de su padre, hallando cobijo en aquel cuarto lejano donde
las herramientas y los murciélagos hacían su morada.
Las tejas desorientadas, se arrancaron,
cayendo las vestiduras de ese lugar, donde los secretos se escondían tras el
velo sublime de los misterios, olvidados tras el silencio del tiempo, abrigados
por telarañas sutiles, enceguecidos hoy por la luz despiadada de la desnudez.
Tiemblan las raíces cercanas,
vibra la savia que sintió la vida agitarse en ese espacio cerrado, que con cada
golpe se hace polvo que viaja…sin saber adónde.
Se deshacen las huellas de los cuerpos,
de aquellos olvidados bajo las tumbas.
Tras el concierto, se
lleva el sol la última nota, y la maza descansa, como la tecla del piano en
silencio.
Todo se calla…¿quién robó los
recuerdos?
1 comentario:
Todo lo que he leído aquí guarda gran belleza poética. No sos nada sencilla de leer, si me permitís la observación.
Tu estilo no es algo que leés y que te cale en la primera lectura…
Hay que leer, releer, saborear despacio, volver a empezar... y dejar que vaya reposando, decantando para sacarle todo el jugo.
Sos profunda, muy profunda.
Todo lo que he leído tiene un hermetismo con muchos códigos ocultos que hay que descifrar, y acompañado de tanta belleza, de tantas imágenes evocadoras… me gusta mucho.
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