lunes, 30 de septiembre de 2013

El juego

Tuvo que hacerlo. Hizo lo posible para evitarlo, de la misma forma que quiso corregirse.
Le recordaba las fiestas en las que hacían resplandecer el comedor y el salón de su casa. Aún olía el vinagre con que manos toscas los enjuagaba dejándolos impecables y brillosos, luciendo la escena en la campiña pintada a mano.
Se veía pequeña frente al aparador de nogal que como una nodriza robusta los protegía y a su madre  con una sonrisa acomodarlos en los estantes forrados con un paño delicado.
Cómo olvidar la última mirada con la que le dijo que lo cuidara, que era todo suyo y que lo siguiera disfrutando como ella lo había hecho.
Disimuló el nudo en su garganta frente al mostrador de la casa de empeño.
El antiguo juego de vajilla la despidió hermanando su brillo con el cristal de su amargura. Cobró.
Esa noche tenía la esperanza de recuperarlo. Apostó de nuevo. Perdió el juego.

No hay comentarios: