Poco a poco los días grises dejan de entrar en el ánimo esperando que sean diáfanos para poder sonreír.
Poco a poco, al internarnos en el propio devenir comprendemos que somos parte de todo, que nuestro todo es apenas una parte.
Poco a poco se borran los límites, y no se distingue al árbol, al aire, la nube, el pájaro, la rosa, al sol o al perro como entorno ajeno, sino como parte, junto a nosotros, con nosotros, del mismo todo que nos abarca.
Crecemos con el árbol y con él somos cobijo y alimento, el aire nos sostiene y somos soplo que se expande, lloramos con la nube, volamos con las aves, perfumamos con la rosa, el sol nos ilumina, entibia, y con él somos luz que abriga, somos fidelidad y cariño.
La oscuridad deja de ser miedo, gris la tristeza, alegre la primavera, o melancolía el invierno.
Ya no es el entorno el que modifica nuestra existencia, ni la circunstancia lo que la altera; somos parte del entorno y de cada circunstancia, somos parte de ese maravilloso todo que nos abarca.
Buenos Aires, 31 de julio de 2025
1 comentario:
En cada palabra escrita, presiento tu sentir, tu aliento y desaliento...la esperanza que invita a soñar y un corazón que requiere el silencio para ordenar, descifrar emociones y mirar hacia adelante en ese camino repleto de arena, pajitas, ramas y piedras...que te incitan a escabullir tropiezos, a correrlos con el pie, a saltarlos o tomarlos con tus dedos y seguir...en aquella dirección soñada , planeada, construida a medias y truncada, pero que hoy se hace magia de un despertar acompañado, que respira y no suspira...un alma abierta y entregada a la vida que parece aflojar la horca del dolor y va adornando cada instante con nuevas luces y con sombras...con verdes intensos y otros colores suaves, vacilantes o refulgentes....con un mate caliente que se va entibiando entre los sorbos y las pausas y ayuda a tragar, a entender, a aceptar... y desde el escenario ya sabido y conocido, surge una intención que trasciende lo tangible, cerrando los ojos, ensanchando el alma y regalando un Si que reposa en un pesebre de pobreza e ilusión... de llantos que se apagan con la llamada a seguir aumentando la fe en Aquel que nos ama y consuela y nos brinda la frescura y la fuerza para levantarnos...con mirada agradecida y a ratos feliz; con el brillo que dejan en los ojos las lágrimas derramadas...volviendo a balbucear palabras íntimas, dulces, repletas de sentido que hemos escuchado y pronunciado. Los sentidos aseguran el recuerdo, pero un corazón ardiente y entregado, extiende las manos hacia EL, que lo sabe todo y nos sostiene...porque es "rico de tiempo" y nos espera.
Querida Marta, ¡GRACIAS! por permitirme entrar en tu misterio, en tu dolor, en tu esperanza, con palabras sencillas que traducen la humildad de la tierra y la alegría vital de cada día. No puedo menos que abrazarte en el silencio que envuelve y donde las palabras huelgan, pero acariciar tu alma para estrecharnos en una mirada fraterna y profunda, como esa que nos solemos regalar.
C.V.
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