Otro día gris. Se adelantó la lluvia, se posterga la plantación de los frutales y el corte del césped.
Temprano la mañana apenas permitió recoger algo de lechuga y un poco de acelga. Verdura fresca para una ensalada o una tortillita acompañando al mediodía que se va acercando.
Hace fuerza el sol y ya casi siendo las dos de la tarde el cielo se aclaró y la luz ahora toca cálida cada rincón, cada charco, cada hoja.
El tiempo permitió que llegaran las plantas nuevas. Aún esperan en sus macetas, llenas de azahares que perfuman la cercanía.. Los quinoteros trajeron de regalo un par de frutos de color intenso. Todo brilla y aromatiza el alma.
Agradezco a cada una y le doy la bienvenida. Les pido que sean generosas con sus frutos y confío en la tierra.
El perfume de los azahares me trajo nuevamente la imagen del sueño insistente del hombre de campera azul y gorra repartiendo frutas que su mujer acomodó en una canasta en la cocina que huele a naranjas y mermeladas.
La nostalgia se acurrucó junto a la gratitud.
Quedó muda la tarde, con su sol, sus flores y su esperanza.
Los laureles, Saladillo, 18 septiembre 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario