miércoles, 17 de septiembre de 2025

Septiembre

 Húmeda la mañana pasa silenciosa entre el canto de chimangos y palomas lejanas. Florecidos ya los ciruelos, duraznos y damascos aparecen las brevas y se adivinan los brotes del manzano.

La huerta está verde de lechugas, acelgas, puerro y perejil, se asoman con fuerza los plantines de tomates, ajíes, zapallitos y maíz. Germinan los zapallos. 

Es el tiempo en que crece la espera de lo que fue trabajo arduo preparando la tierra y la siembra.

Es el tiempo del cuidado, de la admiración ante cada brote, de la lucha contra la maleza.

Es la primavera húmeda, también tiempo de recrear proyectos, sembrar nuevas plantas para en un futuro compartir cosechas...naranjas, pomelos, mandarinas, limones y quinoteros...

Tiempo de sanear ramas y hojas invadidas por intrusos oportunistas que amenazan la producción y la riqueza de una tierra en su permanente entrega.

Llega la tarde con una resolana triste, tan húmeda como la mañana; el césped y las hojas parecen lagrimear, encharcado uno, escapando de los hongos las otras.

La primavera lucha para instalarse en las tierras anegadas por las intensas lluvias que acecharon y las tormentas interminables... hasta los canales se estremecen cuando en ellos se refleja un cielo gris o les cae una llovizna presagiando nuevamente un temido desborde.

Pero aún así, florecen margaritas y lavandas, porque es el tiempo del brote, del crecimiento, de la espera para las nuevas cosechas.

Así en el alma como en la tierra.



Los laureles, Saladillo, 17 de septiembre 2025


No hay comentarios: