lunes, 30 de junio de 2025

la hora

 Como si fuera eterno, el sorbo se alarga mientras cae la tarde de invierno, pronta y fría.

El eucalipto arde sin prisa abrazando al quebracho para hacer durar las brasas y el calor de la salamandra. Es la hora del contraste entre el azul del cielo que no termina de despedir a un sol que se fue, y el negro de los árboles vestidos de sombras y siluetas desapareciendo.

Es  la hora del mate que se acaba y las luces que se encienden.

Es la hora del regreso, del agua en la olla, de abandonar la mirada.

Es la hora del silencio, todo calla, todo permanece quieto, latente y expectante. Es la hora de lo primero y primordial, del secreto que se manifiesta.

Es la hora en que la creación reza, se entrega, y nos espera.


Buenos Aires, 28 de junio 2025




lunes, 23 de junio de 2025

Alerta

Alerta amarilla anunciaron desde temprano, el aviso llegó ayer para ser precisos.

El alerta nos anticipa, nos hace preparar todo para enfrentar cualquier adversidad que, en este caso, los vientos fuertes y las ráfagas violentas puedan afectarnos.

Así lo hacemos y desde la seguridad de estar prevenidos esperamos la amenaza, atenta la mirada, prestos los oídos.

La mañana pasó serena, el mediodía también, así pasaron las horas, y uno va aflojando tensiones..."Tal vez se equivocaron, o en su locura, el aire cambió de dirección", porque, a lo sumo, nos está llegando una brisa fresca y acelerada que nos agrada sentir en la cara  mientras nos sacude con suavidad el poncho o la ruana.

Vamos desviando la atención a la vida sin alerta; así, después del almuerzo nos echamos a una siesta tranquila relajando ojos, oídos y latidos.

Algo nos arranca del sueño, en mi caso, el peso inusual de los gatos sobre mi pierna, que bien saben que no los dejo, la perra aúlla y se mete debajo de la cama, entonces, veo por la ventana a los álamos reverenciar y a los eucaliptos doblegarse...empiezo a creer; a pesar de los avisos, a pesar de los anticipos...cuando la realidad nos avasalla, dejamos de dudar...cosa para pensar.

Recorro la casa, los vidrios tiemblan, escucho ruidos en el techo de chapa, salgo a mirar si han caído ramas y si la antena sigue en pie. Algo me empuja, tropiezo con la perra que me seguía a mis espaldas. Una ráfaga helada me pega en la cara. Todo está en orden. Logro entrar no sin esfuerzo. Me aseguro que todo esté bien cerrado mientras escucho el silbido atravesar las hendijas y el golpe despiadado de un aire enfurecido sobre puertas, paredes, troncos y almas. Lo veo correr a través de los cristales.

Sin atardecer sobrevino la noche, y con ella, el corte de luz, si hasta los postes de alumbrado cayeron abatidos por las ráfagas. Serán horas de fuego ardiendo en hogares, cocinas, salamandras o braseros, noche de sopa caliente, de vino, pan y velas, faroles de noche alumbrando oscuridades.

Habrá techos que vuelen, casillas débiles intentando resistir, refugios azotados en su precariedad. Seguramente habrá lágrimas; unos llorarán sobre lo propio, otros sobre lo ajeno.

Pasa la vida, la realidad tantas veces avisa, anticipa, se la cuestiona, se duda, se niega...y cuando la realidad azota, se cree...(más allá del alerta amarilla, en este caso, por fuertes vientos).


Los Laureles, Saladillo, 22 de junio de 2025

martes, 10 de junio de 2025

Vacío...

 Vaciar, 

vaciar el alma para llenarla de la presencia divina, ahogada por obsesiones, avaricia, miedos, y angustia...

Vaciar el cuerpo para que deje de ser figura y sea el lugar donde Dios habita.

vaciar, 

para que los ojos y la mirada, los labios y sus palabras o silencios, los píes y sus pasos, sean el vehículo de Dios y su mensaje, su amor y su voluntad.

Vaciarse....para ser.



Los laureles, Saladillo, 10 de junio 2025

lunes, 9 de junio de 2025

No volverás...volá

 Porque la noche me dijo que no te esperara,

porque el amanecer fue claro respecto a tu partida...

Volá,

volá tan alto hasta verte en las estrellas;

Volá, 

volá tan alto hasta tocarme en el viento ;

Volá, 

volá tan alto hasta verme desde una nube pasajera;

Volá...

es tan difícil dejar partir...

Volá,

volá con toda tu plenitud,

volá tan alto que seas un astro más irradiando luz, tu luz...

Volá,

y esperame.


Saladillo, Los Laureles, 09 de junio 2025



Noches de otoño

 Vino el otoño y alejó las tormentas torrenciales que acecharon los últimos meses dejando charcos y lagos sobre siembras y cosechas. Trajo otros vientos que limpiaron el aire y aclararon el cielo.

De la mano de esta nitidez en la que cada color resalta nuevamente su tono, dejando atrás sus vestidos grises y húmedos, vinieron temperaturas más bajas, no tanto como las de invierno, pero convocan a los primeros fuegos en la salamandra, en el hogar, el brasero o el fogón, alrededor del cual girará el mate iluminado por el reflejo que irradia la leña ardiendo.

Mañanas de otoño, de sol tardío, de poncho y ruana, de hojas secas, postal de rojos y ocres.

Tardecitas otoñales, tempraneras, oscuridad que avanza sobre el cielo celeste de un día que se aleja en la antesala del invierno.

Noches otoñales, frescas, frías, noches de lumbre entibiando la soledad y su silencio, la charla amena de mates interminables, el plato que espera, o el pan partido.

Arde la olla, grita la pava, se corta el pan, se sirve el vino. Noche de otoño, de familia, de amigos, o de soledad fría.


Buenos Aires, 04 de junio 2025

Imágenes

Ya es de noche. Cerca, y a lo lejos, unas luces se distinguen en la oscuridad temprana del invierno. Ella cierra los ojos y la imaginación atraviesa puertas y ventanas  que las luces solitarias sugieren....

El fuego arde en una chimenea, el guiso de papa y carne se cuece sobre el hierro de la cocina, alguien corta el pan mientras el mate acompaña hasta la hora de la cena...

Un velador con su pantalla algo desvencijada echa luz ámbar sobre la almohada. La cama, de madera oscura, la sábana de blancura ajada y la manta de colores vivos que tejió la mujer que bajo ella descansa. Los lentes puestos, las manos arrugadas, y entre ellas el libro de páginas amarillas despidiendo aroma a romances y viejas aventuras... 

Dos velas encendidas enmarcan el cuaderno en el que el niño dibuja letras y desentraña cuentas, en tanto su madre, junto al farol de querosene, zurce sacos y medias; el padre, arma la hoguera alrededor de la cual compartirán la sopa caliente y la galleta...

La más pequeña de las luces, la más lejana, alumbra sólo la mitad de un rostro, quedando la otra en la sombra de la soledad. La silueta está tan quieta e inmóvil como el banquito que la sostiene. De poncho y boina viste en silencio , con el humo del cigarro colgando del labio jugando en el aire, dando un soplo de movimiento en la escena bajo la noche fría y oscura...

Abre los ojos. La vista vuelve  a la luz cercana, a la cocina que espera, al mate ya frío, a la noche temprana del invierno, Calienta la olla, separa en el plato algo del puchero, se sienta a la mesa y mira por la ventana las luces lejanas. 



Los laureles, Saladillo, 09 de junio de 2025

domingo, 1 de junio de 2025

Inundaciones

 Llueve adentro,

llueve afuera,

la calle anegada, 

el aliento ahogado,

barro pisado, el alma rota.

¿ dónde quedó la luz?

¿ bajo qué baldosa se escondió el aire?

¿ bajo cuánta agua se pudre la semilla?

Alma rota,

rotísima.



Buenos Aires, mayo 2025

Foto...fotos

 Ya pinta el atardecer en el jardín, se acerca una noche clara, de luna redonda y estrellas atentas.

Cual fue el motivo? - será asunto del alma. La cuestión fue que bajo la luz tenue del farol se abrieron uno, dos, cuatro...y aun más álbumes de fotografías, las de papel...ahora, con la máquina digital pocas se imprimen, todas viajan sin cesar por " la nube", también se dispara una y cien veces, como para acertar a la imagen buscada.

Las fotografías del álbum tienen tras de sí, no sólo un recuerdo, sino la fijación eterna de un momento elegido por su belleza, por lo que transmite, es un instante madurado en el momento, no en cualquier momento, sino en ese que hoy, años después, nos saca una sonrisa, nos despierta una carcajada o nos enjuga una lágrima.

Tesoros blancos, grises o negros, con los colores captados por la cámara y plasmados según el revelado los admitiera. 

Revelar exige un tiempo de espera, una duda...cómo se dibujará en el papel brilloso o mate el momento elegido para el disparo, el que pensamos, el vivido.

Las fotos son una ofrenda con sabor a historia que atravesará generaciones con sus relatos sin palabras, con sus testimonios sin entrevistas, desde su silencio palpable, porque se tocan, se huelen, se acarician.

En esas fotografías bajo una luna redonda y un cielo de estrellas atentas, volví a amar, volví a parir, viajé de nuevo. Reí, lloré, toqué, acaricié cada instante, entré en ellos como si fueran nuevos. La memoria los llevó hasta el corazón y el alma se expandió luminosa y feliz, porque desde ellas, las fotografías, todo permanece y se renueva, como la noche clara, como la luna redonda.


Buenos Aires, sábado 10 de mayo de 2025