miércoles, 30 de abril de 2025

pausa

 Cuando la oscuridad lo indica, las luces automáticas se encienden; otras las enciendo porque me gustan, o las necesito, o sencillamente porque me hablan de vos.

La copa de cognac acompaña silenciosa, lenta, inundando el paladar de añoranza, con sorbos pausados en esta hora de la pausa.

Así quedo mirando las luces entrelazadas en las ramas del aguaribay, en silencio, viendo nacer la noche, sorbiendo tu recuerdo, en pausa.

Te espero.



Buenos Aires, 29 de abril de 2025

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