lunes, 24 de marzo de 2025

Tejer la vida

 Pasaron muchos meses desde la última vez que saqué del armario la canasta del tejido. Se me ocurrió que era hora de continuar. No falta mucho para  terminar las tiras que, unidas, se harán manta.

Había comenzado a tejerlas varios años atrás cuando María Julia me lo propuso para entregarlas a personas necesitadas, de bajos recursos, sus " clientes", como ella los llamaba. En un principio ambas tejíamos y uníamos los cuadros hasta que la espalda y la vista ya no se lo permitieron.

Sabe Dios cuántas hicimos en estos años y qué piel hoy estarán abrigando.

Recuerdo la primera hecha con restos de ovillos y cosida sobre una tela de polar. De esa manta supe su destino: una anciana. Nunca conocí su nombre ni su rostro. Fue la primera que vez que sentí que abrazaba un cuerpo a la distancia, una persona tan cercana a mis manos, a mi silloncito frente a la ventana,  a la canasta llena de ovillos de colores, y a su vez, tan lejana como desconocida.

La calidez que me envolvió al entregar aquella primera, fue y sigue siendo el motor que mueve las agujas dibujando un sencillo punto Santa Clara. Tejer es abrazar con el alma.

Los restos de ovillos que juntamos se fueron acabando y comencé a comprar por kilo madejas enteras en un local mayorista de Once. El motor encendido no dejaría de funcionar.

María Julia se fue un septiembre a seguir tejiendo generosidad con los ángeles dejando para siempre en mí su mirada cómplice mientras me decía: " Qué hacés que no estás tejiendo? - con la voz tierna de una madre amorosa, voz que la muerte me arrebató hacía varios años, pero que en la voz de María Julia volvía a escuchar.

Tengo ya bastante avanzadas las tiras tejidas. Me pregunto ¿porqué la pausa de tantos meses? Tal vez porque la canasta se dividió: algunos ovillos prendidos a un juego de agujas se mudaron a la chacra y otros quedaron aquí en la casa de Belgrano, en donde espera una bolsa de consorcio llena de madejas para ser ovilladas.

En octubre pasado se detuvo el tiempo. ¿ Quien ovillará ahora? ¿ Quién me preguntará qué color ovillo primero?

Seré yo quien arme la ovilladora manual de tu madre y me siente con paciencia en la silla que ocupabas para desarmar las madejas y hacerlas ovillo.

En ese quehacer que aún no me animo, estarás presente alentándome a seguir tejiendo.

Desarmar la madeja para hacerla ovillo, y tejer la vida.



Buenos Aires, 23 marzo 2025

jueves, 20 de marzo de 2025

Anochecer sin cartas

 Siete luces tenues iluminan el jardín que el atardecer va oscureciendo. Apenas se escucha el correr del agua de la manguera del vecino regando sus plantas.

Es un anochecer cálido, el perfume de la dama de noche recorre todo el jardín y me envuelve.

Miro cómo las pocas luces dibujan manchas claras en el césped que muda su verde para vestirse de noche.

Arrimo tu silla a la mía y toco tu presencia con la mano.

Las ramas del aguaribay saben que no habrá juego de cartas; de hecho, la mesa ahora está llena de cuadernos, algún libro, varias biromes y la lapicera de tinta azul.

El mate se va alargando a la espera del Cinzano que no llega, y tampoco se acaba. El Rey de diamantes y la Reina de corazones se corrieron para dar lugar a las páginas blancas que reciben letras y recuerdos en el afán de perdurarlos.

La noche ya cerrada y sin luna donde encontrarte siembra en mí la nostalgia. Alguna lágrima se escapa. Respiro profundamente.

Y dejo de escribir.


Buenos Aires, 20 de marzo 2025


lunes, 17 de marzo de 2025

volver

 Cinco días fuera de casa y de la chacra,  fuera de la ausencia La soledad, la quietud y el silencio son el campo fértil para la introspección cargada de preguntas y respuestas. Era de esperarse que me esperaran para salir a la luz.

¿Por qué nos duele tanto perder el contacto físico, la pérdida del cuerpo? Nadie escapa a la muerte del cuerpo. Se muere el joven y el viejo, el flaco y el gordo, terso o arrugado, débil o fuerte, varón o mujer; todos, absolutamente todos dejaremos nuestros cuerpos que se harán tierra, tal vez alimento, por qué no fruto y serán nueva parte de la vida.

Si lo sabemos, ¿por qué nos duele tanto no besar con los labios, abrazar con los brazos, no sentir la piel tibia de la mano ajena?

Debe haber algo más...

¿Cómo justificar la emoción de un recuerdo si la memoria no es tangible?

¿Cómo se explica la brisa inesperada ante la añoranza de un abrazo?

Hay algo que nos conecta más allá de la pérdida del cuerpo, algo que no se pierde, que acrecienta lo vivido.

Tal vez sea el amor; o será que el amor nos hace descubrir que la vida late más allá de lo que podemos ver con los ojos o tocar con las manos...el alma, la esencia, el ser.... Nos da la posibilidad de seguir encontrándonos, de seguir caminando juntos.

A pesar de que seguiré llorando, a pesar de la tristeza que el cuerpo me trae, a pesar del duelo que duele, nada he perdido, porque he ganado el " siempre" que vence tiempos y espacios.

He ganado la conciencia de amarte, de agradecerte y de tu presencia permanente.


Al hombre que elegí y al que sigo eligiendo, a vos Ramiro, en Buenos Aires, en casa, el 15 de marzo de 2025

el regreso

  Vuelve la mañana gris mientras intento robar los últimos rayos tibios a un sol escurridizo que, en pocos instantes, quedó absolutamente cubierto. Acepté a regañadientes que el fresco se iba apoderando de mi cuerpo tendido.

Recogí las cosas, me fui a dar un baño caliente para distender mi piel erizada y preparar todo para el regreso a una hora indeterminada dependiente de  la decisión, la voluntad, y la posibilidad que se dieran oportunamente.

Me dirigí al restaurant  y me senté frente a una ventana. Los manteles blancos, impecables, lucían sobre ellos copas y cubiertos para comensales por ahora ausentes. Es que el hotel estaba casi vacío. Es un día hábil de una semana sin feriados en un mes donde todo funciona, escuelas, fábricas, empresas, transportes, jueces y juzgados.

Los hospedados, que apenas somos  cuatro, superamos con creces la edad jubilatoria, y en estos días mantenemos el espíritu de la amistad así como sostenemos la fuerza para disfrutar cada momento. Sabemos con absoluta certeza que la vida pasa. ¿ Sobre cuántas tumbas ya hemos llorado? ¿ Cuántas arrugas se hicieron dueñas de nuestros espejos? ¿ Cuántas heridas debilitaron nuestras fuerzas?

Son los días que vivimos los que nos plenifican y los momentos de cada día son sobre los cuales construimos nuestra plenitud.

Así es que sola, con la ventana a mi izquierda viendo el verde vibrante del césped contrastando con el gris plomizo de un cielo que no se decide entre la resolana y la tormenta, con los brazos tostados por el sol resaltando sobre el mantel blanco, decidí tomar un aperitivo. Aquel que me pareció más adecuado para la ocasión.

Sorbo a sorbo, en tanto los minutos avanzan, los pensamientos viajan entre los recuerdos, los que ya llevan tiempo en la memoria, y los que apenas están decidiendo si se quedan o no.

La tarde va saboreando conmigo cada instante vivido. para que se asiente con la fuerza de la emoción o lo efímero de lo que no vale la pena.

Así la tarde, sorbiendo el fluir de la vida, el  Campari y yo.


Open Door, 11 de marzo de 2025

caballos

 ¿Qué misterio tienen los caballos como para hacerme sentir así? ¿Por qué esta atracción ineludible y esta necesidad de pertenecer a la manada? Cuando estoy entre ellos quedo quieta, como esperando que se acerquen sin miedo, anhelando verme en sus ojos y sentir su pelaje entre mis dedos.

A veces pasan a mi lado, se detienen y luego se alejan...

¿Qué misterio me atrae con tanta fuerza? Qúe misterio me llama a ser manada y qué otro me impide serlo? Caballos...espejos del alma.


Open Door, 10 de marzo 2025

sueños

 Los amaneceres y atardeceres se escapan de los ojos tras la valla verde de los árboles. El sueño se hace cómplice de las sábanas blancas y la salida del sol ya se hizo mañana. Ni siquiera el mate puede acompañarme ya que quedó olvidado sabe Dios en qué paraje.

La vista se pierde en la variedad de árboles jóvenes,  otros centenarios, que hacen del horizonte la inmensidad del parque. Las cortezas de los troncos dibujan tramas y las ramas elijen caminos diferentes en busca del sol. ¿Cuántos tonos de verde hay? ¿ Cuantas son las formas de las hojas que caen y de las que permanecen en el árbol hasta en el más crudo de los inviernos?

Ya a media mañana el horizonte es interrumpido por las más de cien ovejas buscando los pastos tiernos y húmedos. Por un instante, esta imagen sacudió la idea que aún hoy es un sueño. El tiempo se detuvo y me llevó más allá de lo perceptible. Cerré los ojos.

Si los árboles  se despejaran y los amaneceres no se escaparan detrás de ellos, ¿se abrirá el camino para ver al sol amaneciendo y dar vida a la idea para que que el atardecer se lleve en andas la certeza?



Open Door, 10 de marzo 2025

viernes, 14 de marzo de 2025

Reiki

 La tarde se presumía de despejada. La brisa le dio cabida y poco a poco el aire fresco dejaba a la vista al cielo celeste añorado después de la tormenta.

Aún así, el sol indeciso invitaba a unas horas de relax, tal vez una siesta bajo los árboles, tal vez un masaje relajante y renovador, o quizá una experiencia de reiki.

Me animé a esta última recordando las enseñanzas del maestro al que acudí para aprender hace más de veinte años.

Fue una hora en la que desde la camilla llegué a ese lugar que no es éste, a donde los sonidos que se escuchan no pertenecen, porque se oyen en la piel, se sienten. Un lugar lejano donde una corriente de luz te atraviesa, te recorre sin pedirlo ni pretenderlo, entra y sale, fluye, y en ese fluir te lleva, te sostiene y te libera.

Poco a poco, el tono suave de la voz de Darío me trae nuevamente a la conciencia de la piel, del cuerpo, de la camilla, del entorno. Se regresa con la experiencia de la fluidez.

Así vuelvo a la tarde despejada.



Open Door, 08 de marzo 2025

La fuente

Desayunando en el hotel, los vi besarse en  las mejillas arrugadas por esa edad sin fin de sueños, proyectos y conquistas, esa edad llena de surcos, de caminos transitados, donde hay espacio para nuevos surcos, nuevas arrugas, nuevas cicatrices, todas compartidas.

Se besaron con ternura y quedé prendida en esa imagen mientras salí a caminar bajo el cielo gris, perder la mirada en el húmedo verde y acariciar al perro negro que se paró a mi lado como adivinando mi soledad.

Sin saber ni preguntar porqué, el hombre del beso se acercó a contarme la historia de la fuente de hierro de 1880 que había comprado a un señor en San Vicente donde estaba desarmada e inútil. El hombre del beso es dueño del hotel donde me alojaba.

Me contó que la armó con la paciencia necesaria. La fuente de agua, la fuente de agua que canta.

Hicimos silencio mientras las gotas hacían sonar el metal como tañen las campanas. Quedamos sólo escuchando.

Me pregunto si la fuente canta para cada uno la melodía especial que toca al alma en su profundidad.

Unos minutos después volví al parque caminando lento, con lentas lágrimas cayendo de los ojos.


Open Door - 08 de marzo 2025

La visita esperada

 Recostada frente al ventanal inundado de parque, de árboles erguidos y una paleta de tonos verdes y violetas, miraba al viento cálido de una cálida tarde de marzo recorrer el césped y envolver suavemente a los troncos. 

El sueño me entornaba los ojos para dar lugar a una siesta. El movimiento inusual de las hojitas del arbusto me llamó la atención. Fijé la mirada entrecerrando los párpados para ver con .mayor nitidez cómo recorrías flores sorbiendo el néctar de las campanitas violetas. Verte fue una sorpresa que anhelaba hace mucho tiempo. Seguí con los ojos tu aleteo prácticamente invisible.

Así como apareciste, desapareciste.

Dicen que cuando ves un colibrí, viene a decirte que los seres amados que ya se fueron, están bien.

Cerré los ojos, me dejé llevar por el sueño para entrar en la siesta con el alma en paz.



Open Door, San Ceferino, 07 de marzo 2025

Conciencia

 La noche sacudió violentamente el sueño contraído a espaldas del ventilador bajo las sábanas tibias y húmedas. 

Los ventanales se iluminaron, las luces y sombras casi tenebrosas del azurero en flor se destacaron por brevísimos instantes.

Sentí tu presencia a mi lado gozando como siempre del ruido de las gotas cayendo sobre tu amado techo de chapa.

Te busqué en la oscuridad para abrazarte mientras la lluvia se hacía eco de nuestro encuentro.

Así la noche, la madrugada y la mañana cuando el gris oscuro robó tu sombra. Busqué en el mate amargo tu silencio y tu palabra. La tormenta amainó como para dejar escuchar mejor tu mensaje.

Sobrevino el silencio interrumpido por las gotas tardías que navegaban en las canaletas hasta caer en el piso de ladrillos de la galería.

Salieron los zorzales, los benteveos y los horneros a cantar en un mediodía sin sol y sin lluvia. Sólo una brisa cálida, por momentos fresca logró sacudir las hojas de los álamos y recorrer la tierra. 

Cuando fue viento alcé la voz: " No te vayas!" pedí. 

Y cuando me di cuenta, murmuré: "Te espero".



Buenos Aires, 07 marzo 2025

viernes, 28 de febrero de 2025

Lluviosa

 La brisa recorre la galería y las perras se echan en el fresco. El cielo está cubierto de un gris denso que promete una lluvia esquiva que nunca llega.

Será por eso que el cielo se me vino adentro, se incrustó en la profundidad del alma y se derramó desde allí en llanto copioso y duradero como la rabia y el desaliento. Lágrimas grises como la tristeza y el miedo que no se tomaron descanso ni aún cuando se doró la tarde.


Los Laureles; Saladillo , 23 de febrero 2025

Rutas

Aquel día se recostó en el pasto buscando la frescura de la tierra o la humedad del rocío. Los ojos se le acostumbraron al sol que lo iba cubriendo lentamente. Quería aprovechar ese momento en que el aire se mueve fresco después de una noche agobiante bajo el brillo de las estrellas.

Venía de transitar caminos, algunos lo colmaron de frutos dulces y vegetación amable con su andar y su vida, caminos habitados por aves multicolores y fieles compañeros de ruta que dormían a su lado para salir a la madrugada a buscar alimento mientras otros jamás se alejaron de sus pies, sólo a fin de cuidarlo, de sostenerlo para que el cansancio no lo doblegue...sólo para que siga andando. El tomaba de cada uno la entrega gratuita y silenciosa, única y diversa.

Los caminos se fueron entreverando dejando algo tras cada huella, algún fruto, algún compañero, alguna orilla.

Sus pasos avanzaron en un entorno que se iba desvaneciendo hasta que no hubo más camino, ni frutos, ni aves, ni compañeros ni vegetación amable con su andar y con su vida.

Como si no hubiera tiempo ni recorrido, de repente la noche cálida se hizo fría, ya casi no encuentra tierra, menos rocío.

Quienes permanecen son las estrellas, tan claras, tan nítidas en noches oscuras, noches sin lunas; y el sol, compasivo en su amanecer y su ocaso, loco de sed y de fuego, casi como un enemigo que paraliza todo andar durante las horas máximas del día.

¿Cuánto  tiempo andará por esta desolación?

¿Cuándo encontrará nuevamente un camino, una orilla, un fruto, un compañero de ruta?

¿Cuándo volverá su andar a ser amigable con su vida?

Se lo pregunta a las estrellas, que no lo abandonan.

Se lo pregunta al sol que lo interpela.

Se lo pregunta a su soledad.

¿Cómo se encuentra un camino?

" Caminando" fue la unánime e inequívoca respuesta.



Los laureles; Saladillo, 22 de febrero 2025


jueves, 13 de febrero de 2025

Sencillamente, la vida en un día

 Acepté levantarme a la hora que desperté y redescubrí cuanta serenidad me da el amanecer. Es la hora en que la oscuridad deja de serlo sin darse cuenta. Nada se distingue, hasta que la incipiente claridad empieza a definir las formas. Aparecen sombras y contornos.

Cuando el amanecer se instaló como nuevo día, los colores identifican los nombres: el malvón, el aguaribay, el césped, la rosa, la lavanda, el limonero, la dama de noche, la camelia, las glicinas y azaleas.

Me sirvo un café, o un mate con pan, una tostada o galleta. Es la mañana, y como de costumbre, va empujando las horas.

El césped vibrante me recuerda que la tormenta fue breve pero de agua suficiente.  Se arriman los zorzales que con precisión admirable entierran el pico y atrapan lombrices desprevenidas o que el agua empujó a la superficie.

Apenas se percibe movimiento bajo el sol implacable del mediodía estival. El bullicio es imperceptible. Todo parece permanecer inmóvil. La vida, tanto la que recorre el aire, como la que se sumerge en el agua o en la tierra, parece tomarse un descanso, transcurre la siesta, afuera y adentro. Sólo cantan las chicharras.

Los zorzales vuelven a su vuelo, algún hornero picotea el pasto, las ramas se desperezan con la brisa del atardecer, el mate vespertino acompaña lento la desaparición de las sombras.

Contemplo silenciosa la hora del silencio, la hora mágica, y me dejo invadir por su misterio.

Cuando las estrellas se hacen ver en el cielo azul profundo busco la copa y el vino. lo bebo como voy bebiendo la vida, a pequeños sorbos que saboreo mientras armo tu presencia en la silla vacía.

La copa se va vaciando y el fondo del cristal se viste de rojo, como la sangre, la sangre compartida, la sangre perdida. El último sorbo lo dejé en la tierra, y con ese vino tu sangre bendice el jardín, nuestra tierra y nuestra vida.

Es noche cerrada, me voy a la cama; tu alma se acuesta conmigo.



Buenos Aires, 12 de febrero de 2025

desde tu ausencia...

 Desde aquel día, y en fecha de mi primer cumpleaños sin tu beso, intento recuperarme, recomponerme.

¿ Qué tengo que aprender? No me pregunto qué hacer, siento que hay algo mucho más profundo...

Miro a Fynn, relajado, confiado, acurrucado a mi lado ronroneando y me interpela: no piensa, no se pregunta por qué o para qué, simplemente se entrega y deja que su percepción lo guíe.

Entre tanto vos me hablás con ese lenguaje nuevo de silencios y sentidos: " Contemplá la naturaleza que tanto te atrae, observala y dejá que sea tu maestra. Ella conoce el secreto, sabe confiar en la vida; aún cuando soporta condiciones tan adversas...se entrega. La naturaleza intuye, y reacciona a la intuición. La intuición es la voz universal  de la vida sabia...deja que la vida sea tu guía."


Ah! Que la vida sea mi guía, que me entregue a ella, que la escuche, la acepte...

Hay momentos, ciclos en la vida en que nos regala y nos embriaga de dicha, de certezas, la abrazamos y nos sumergimos en su devenir, confiados y agradecidos.

Los ciclos comienzan, y terminan...sólo así dan paso a los nuevos. Algunos profundizan nuestra espiritualidad, otros simplemente acompañan, otros nos enseñan. Es la vida que sabe, la vida que nos guía.

Cuando el dolor es tomado por la vida, cuando la duda, el temor y el " sin sentido" nos sacan de la certeza, el coraje y la seguridad, nos cuesta entonces abrazarla, nos resistimos a entregarnos, la juzgamos injusta.

Nos invaden las preguntas sin respuestas.

Y la vida espera como toda Maestra hasta que aprendemos a abrazar el dolor, hasta que hacemos nuestro el desapego liberador; y rotas las cadenas, dejamos que la corriente de vida nuevamente nos lleve con su sabiduría a un nuevo ciclo.

Vivir es despojarnos.


Buenos Aires, 08/09 febrero 2025


domingo, 2 de febrero de 2025

El molino

 Solitario, ya el viento no te hace mella. Inmóvil, sos testigo de una Pampa húmeda que transitó períodos de esplendor y de harta sequía.

La hacienda, que no tiene memoria, pero sí costumbre, te rodea buscando lo que ya no encuentra.

Tal vez, un chimango se pose en lo alto de tu silueta y te haga la pregunta que también quisiera hacerte, o comparta respetuoso tu abandono y tu silencio.

Desde lejos te imagino girando con la brisa, recogiendo en tu vientre el agua para los animales y la tierra.

Quisiera devolverte la vida...te sacaron el alma y nunca te la devolvieron. 

Ya no hay aspas sonriéndole al viento, sólo tu esqueleto, el que miro a lo lejos. 



Saladillo, Los laureles, 27 enero de 2025


Tormenta

 Te espero como se espera al amante, con todo preparado para el goce del encuentro, del abrazo que sacude la fibra más íntima de vida.

Aguardo alzando la mirada, envuelta en el silencio del deseo, sorbiendo el mate interminable de la espera, queriendo que las horas se acorten para ver tu silueta acercándose en el horizonte.

El sol ardiente se despide dejando su huella en llamas...te intuyo...el corazón se sobresalta como la tierra que implora.

Con el mate en la mano ya frío, te veo pasar sin detenerte, sin siquiera dejar un efímero beso de labios húmedos, así tu andar gris se aleja.

Fue una lágrima la que brotó de mi espera y la tierra bebió... insuficiente en su sed.

Mañana volveré a esperarte, o tal vez, me sorprendas con tu vozarrón de trueno sacudiendo mi cuerpo entre las sábanas.


Saladillo, Los Laureles, 27 enero 2025

La mágica música

 Me desperté con tristeza, tanteando la almohada buscando tu ausencia.

Las horas pasaban sin llevarse las lágrimas. Decidí entonces escuchar música, tan fuerte como pudiera.

Los acordes se escapaban del parlante y sacudían cada rincón, cada puerta, cada ventana ,y mi alma.

Las notas, una tras otra, bailaron la armonía propia de cada ritmo, y bailé con ellas entre tus brazos nuevos  palpitando en mí tu cariño para luego soltarte. La música, el aire, el entorno, las cosas y yo nos unimos en el movimiento armonizando emociones y recuerdos, llenando cada espacio de íntimo  placer y plenitud.

Aprendí entonces que siete notas de una escala musical, entreveradas en sonidos y silencios, son la puerta al movimiento liberador del alma.


Saladillo, Los Laureles, 26 enero 2025

Sequía

 El sol abrasa, el pasto seco cruje como papa frita, no hay tregua para las altas temperaturas, si hasta las almas arden sin pecar bajo la piel ajada por el viento.

Los animales buscan la sombra y el agua escasa.

Tiempo de sequía, de aridez, en el paisaje y en las entrañas.

Se escuchan quebrar las hojas para caer débiles y rendidas al suelo, como el desaliento.

Toda vida parece morir lentamente.

El cielo se apiada y va juntando nubes que el viento desarma.

Sensación estéril que compartimos animales, plantas y alma humana.

Algunas sequías son vencidas por la lluvia, otras, por la esperanza.


Saladillo, 26 enero 2025

Silueta

 Desde la ventana de la combi te vi apoyado en la baranda de entrada de un famoso supermercado. Tenías una mano sobre el hueso sobresaliente de la cadera y un cigarrillo en la otra, convite del único hombre que se paró a tu lado.

De tanto en tanto, levantabas la mano para acomodar el abundante mechón de pelo blanco que caía sobre tus ojos, dejando ver al hambre en tu vientre hundido.

Arrojaste el pucho al piso con cierta nostalgia en la mirada.

Vi de lleno tu rostro y cómo cada inspiración hundía tu pecho buscando el aire que tu boca abierta y jadeante no lograba hacer entrar.

Alto, flaco, solitario, enfermo....tu figura, demasiado flaca, demasiado enferma, demasiada soledad  y abandono. En tu silueta, otras muchas.

La combi arrancó, y me llevé en el alma dolorida tu figura apoyada a las puertas de un supermercado.


Palermo, Terminal de la Combi a Saladillo

23 enero 2025

miércoles, 22 de enero de 2025

Fynn

 Fynn estira sus patas y maúlla. Duerme conmigo y cuando estoy triste y lloro se sube a mi pecho y ronronea, o me abraza con sus patitas blancas, estira una hacia mis ojos para secar alguna lágrima.

Tengo tan presente el momento en que lo elegiste. Eran dos machitos, ambos naranja, uno más oscuro, el otro más blanco , más parecido a la madre que es hermosa. Estabas sentado en la silla de la cocina mirando a los tres ( hijos y madre). Me gustaba el más oscuro pero vos elegiste al más claro porque era más juguetón, más curioso,  más "despierto", así lo definiste y acepté tu elección porque una vez que te convencí de quedarnos con uno, ameritaba respetarla.

Y aquí estoy con Fynn, acurrucado en mi falda mientras escribo.

Fynn es Otto que regresó con sus ronroneos, sus mimos, sus travesuras. Fynn sos vos abrazando mis brazos, secando mis lágrimas, acurrucado a mi lado.

No es locura, es la experiencia fuerte y la convicción que todos somos parte de una unidad indestructible que se manifiesta en infinidad de formas y colores, todas y cada una forman esa unidad, una y única. Estás en mí y yo en vos.


Buenos Aires, 21 enero 2025