miércoles, 15 de octubre de 2025

Si...

 Si fuera ayer...

qué cambiaría?

nada

si fuera mañana...

qué soñaría?

nada


si fuera hace un año...

te abrazaría más,

te besaría más,

te sentiría más en la piel...

más alegría, menos miedo, todo perdón...

hace un año todo era vida,

hace casi un año

todo calló...



Los laureles, Saladillo, 15 de octubre 2025


martes, 14 de octubre de 2025

Los duendes y yo

 Me miran, me espían, a veces sonríen, otras veces se dan vuelta como si no les importara, se esconden, juegan. Están en todas partes, aún si los percibo como si no. Me pregunto qué harán cuando duermo, si ellos también lo hacen; si se quedan en vigilia o si tienen un sueño que los vence. 

Cuando camino por el monte ellos sacuden las hojas de los árboles y me empujan cuando no veo el pozo; vuelven a trepar entre las ramas como vigías de mis andanzas, de mi risa o de mi llanto. Cuando cae la tarde  y me apoyo en la tranquera para ver el sol que se aleja tras los árboles hasta hacerse una delgada línea brillante, ellos están detrás mío, absortos también ante la belleza inevitable de cada atardecer.

Si preparo la cena, el almuerzo o el desayuno, se sientan a la mesa con su cabeza apoyada sobre las manos y me observan con la curiosidad de un niño imaginando travesuras; se ríen en silencio cuando se cae el pan, o me lloran los ojos picando cebolla o se me resbala el plato espumoso de detergente. Cuchichean de reojo cuando no encuentro la olla, o el cuchillo o los lentes. Son capaces de trepar a la mesa para embriagarse con el aroma del vino, o soplar la vela encendida cuando hay corte de luz. Aman corretear en la oscuridad y se divierten cuando tanteo los muebles para no tropezar.

Cuando no sé cómo hacer algo, ya sea reparar una cortina, cambiar un enchufe, elegir el clavo adecuado, usar una máquina de jardín, o conocer la herramienta precisa, ellos pacientemente observan, y soplan en mi oído las respuestas que no escucho ni entiendo, pero encuentro.

Son parte de una soledad que se niega a ser tristeza, me arropan cuando tiemblo ante el frío de una ausencia, recogen las lágrimas de un recuerdo, las juntan y las hacen riego para las rosas.

Si yo no estuviera, dónde estarían ellos? Sin ellos, tal vez yo sería un sueño y no existiera.

jueves, 2 de octubre de 2025

Imagen

Poco a poco las ramas desnudas comienzan a vestirse como sabiendo que amanece más temprano y se alargan las sombras al atardecer. Se va dibujando un encaje verde y tímido. El horizonte agudo del invierno se suaviza con un follaje que se abre hermanando paisajes.

Permanecen algunos charcos que resaltan con su brillo acuoso, y los que ya fueron bebidos por la tierra dejaron tras de sí una alfombra verde, frágil y tierna.

La brisa es fresca, tenue y envolvente, caricia del aire, abrazo de una ausencia.

Las flores del azurero se abren atrayendo abejas y perfumando la brisa; las golondrinas volvieron con su vuelo veloz y su peculiar canto en tanto van construyendo el nido en algún rincón protegido.

Chimangos y teros, horneros, chiflones y cotorras, zorzales y palomas, entre todos orquestan sus voces llenando de música el silencio. El viento sopla y da continuidad a las notas.

Mañana de campo y primavera.



Los laureles, Saladillo, 02 de octubre de 2025

Ella

Sentada en la reposera al sol, piensa en que así producirá la vitamina D  para la salud de sus huesos. De repente y con pausa inspira profundamente la brisa hasta sentir que el aire inunda todo su cuerpo, quita los pies de sus sandalias y los apoya en el césped. Percibe la suavidad del pasto recién cortado y se hunde como raíz en la tierra. Extiende su mirada hasta que sus ojos se hacen uno con el cielo puramente celeste, atravesando las hojas del roble prontas a abrigarla bajo su sombra.

Habrá transcurrido una hora o poco más.

En ese tiempo, los tres tiempos se hicieron uno,  presente,  origen y destino.

Todo se hizo en ella, y ella se  supo parte de un todo, antes ajeno.



Los laureles, Saladillo, 01 de octubre de 2025


martes, 23 de septiembre de 2025

Primavera

 Cuando el cielo se viste con su armadura metálica, el verde se intensifica y el césped se asemeja a un campo sembrado de esmeraldas.

Son tonos vibrantes, contundentes, subyugan y la mirada no puede dejar de admirarlos.

Sale la máquina de fotos y se dispara una y otra vez el obturador, se cambian parámetros, la ISO, la velocidad, la apertura del diafragma, es difícil plasmar con la mayor exactitud los colores del momento, la intensidad del instante.

Se escucha entonces un golpe fuerte sobre el techo de la galería. El dedo abandona el obturador y la mirada se eleva. Se repiten los golpes, cada vez más fuertes, no dejan silencios, hasta hacerse ensordecedores y obligar a resguardarse.

El granizo cubrió la superficie con violencia, arrancó flores, perforó hojas, venció arbustos.

Dejó tras de sí una caída de agua intensa y permanente que amainó recién bien entrada la noche.

¿ Qué será de los sembrados, de la huerta, de los azahares?

Hoy, se inicia la primavera...Suena apropiado el concierto de Vivaldi.

Los acordes devuelven la fe en la tierra.


Los Laureles, Saladillo, 21 de septiembre 2025

De hoy....y mañana

 Tormentas, viento, ráfagas que ahuyentan a la primavera tan deseada, El agua no cesa de caer...

Fueron tantas las súplicas en tiempo de sequía...no las olvidamos. Suplicamos con vehemencia la caída de lluvia porque ya no soportaba más la tierra reseca...suplicamos mientras continuamos agotando recursos, depredando y consumiendo sin medida... sequías e inundaciones son parte de los ciclos naturales, de la sabiduría ancestral del universo, los ciclos que la tierra sabe para sostener el equilibrio que mantiene la vida, ciclos que estamos alterando poniendo en peligro nuestra vida, la de todo ser vivo. 

Me asustan las consecuencias de nuestro estilo de vida vertiginoso, individual y desenfrenado.

Este mediodía, escuchando al viento, en un entorno pintado de gris y temiendo por la estabilidad de los árboles añosos, pongo en estas letras lo que siento.

Truena afuera, también adentro.



Los laurelkes, Saladillo, 20 septiembre 2025

jueves, 18 de septiembre de 2025

Al día siguiente

 Otro día gris. Se adelantó la lluvia, se posterga la plantación de los frutales y el corte del césped.

Temprano la mañana apenas permitió recoger algo de lechuga y un poco de acelga. Verdura fresca para una ensalada o una tortillita acompañando al mediodía que se va acercando.

Hace fuerza el sol y ya casi siendo las dos de la tarde el cielo se aclaró y la luz ahora toca cálida cada rincón, cada charco, cada hoja.

El tiempo permitió que llegaran las plantas nuevas. Aún esperan en sus macetas, llenas de azahares que perfuman la cercanía.. Los quinoteros trajeron de regalo un par de frutos de color intenso. Todo brilla y aromatiza el alma.

Agradezco a cada una y le doy la bienvenida. Les pido que sean generosas con sus frutos y confío en la tierra.

El perfume de los azahares me trajo nuevamente la imagen del sueño insistente del hombre de campera azul y gorra repartiendo frutas que su mujer acomodó en una canasta en la cocina que huele a naranjas y mermeladas.

La nostalgia se acurrucó junto a la gratitud.

Quedó muda la tarde, con su sol, sus flores y su esperanza.



Los laureles, Saladillo, 18 septiembre 2025

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Septiembre

 Húmeda la mañana pasa silenciosa entre el canto de chimangos y palomas lejanas. Florecidos ya los ciruelos, duraznos y damascos aparecen las brevas y se adivinan los brotes del manzano.

La huerta está verde de lechugas, acelgas, puerro y perejil, se asoman con fuerza los plantines de tomates, ajíes, zapallitos y maíz. Germinan los zapallos. 

Es el tiempo en que crece la espera de lo que fue trabajo arduo preparando la tierra y la siembra.

Es el tiempo del cuidado, de la admiración ante cada brote, de la lucha contra la maleza.

Es la primavera húmeda, también tiempo de recrear proyectos, sembrar nuevas plantas para en un futuro compartir cosechas...naranjas, pomelos, mandarinas, limones y quinoteros...

Tiempo de sanear ramas y hojas invadidas por intrusos oportunistas que amenazan la producción y la riqueza de una tierra en su permanente entrega.

Llega la tarde con una resolana triste, tan húmeda como la mañana; el césped y las hojas parecen lagrimear, encharcado uno, escapando de los hongos las otras.

La primavera lucha para instalarse en las tierras anegadas por las intensas lluvias que acecharon y las tormentas interminables... hasta los canales se estremecen cuando en ellos se refleja un cielo gris o les cae una llovizna presagiando nuevamente un temido desborde.

Pero aún así, florecen margaritas y lavandas, porque es el tiempo del brote, del crecimiento, de la espera para las nuevas cosechas.

Así en el alma como en la tierra.



Los laureles, Saladillo, 17 de septiembre 2025


Cumpleaños 70 Ramiro

 Esta poesía, la escribió una poeta, pero sobre todo amiga de Ramiro para el 13 de septiembre de 2025, fecha en que hubiera cumplido 70 años.

Prometí subirla para compartir ese mismo día, pero no pude...Hoy la comparto con todos los que quieran saber de Ramiro, un hombre sencillo y maravilloso, pero mejor, que sea Margarita Zubizarreta quien lo diga:


13/09/25 - 70 años de Ramiro - Entre invierno y primavera es existir...

Paso largo,

ágil,

compañero.

Siempre a tiempo,

siempre atento,

al servicio,

a la gauchada.

Tendiendo la mano,

solidario.

Feliz en la amistad sincera,

en el fogón,

el vino

y la guitarra.

Mateando temprano,

mano en el hombro.

La leña justa

arrimando a la rueda.

Ramiro sabe lo que falta

y lo que sobra.

Trabaja,

repara,

construye.

Sostiene.

Feliz en los viajes

y en los movimientos.

Feliz en el descanso,

hogar y refugio.

Sincero y sin dobleces.

Roble bueno.

Ramiro con nosotros,

nunca ausencia.


                                            Margarita Zubizarreta


Gracias también a Andrés Bertazzo, amigo saladillense, que la llevó al aire en su programa radial de los sábados (Síncopa)


martes, 26 de agosto de 2025

Farol

Hay un farol, sólo un farol sobre la pared borravino, ilumina poco, apenas a su alrededor la luz bordea su contorno; y sin embargo, brilla en la oscuridad.



Los laureles, Saladillo, 25 agosto 2025

domingo, 24 de agosto de 2025

Soy...

Soy luz,

alma, 

piel, 

y soy sueño...

Soy cielo,

aire,

tierra,

y lluvia...

Soy dolor,

caricia, 

amor,

 llanto y alegría...

Soy silencio,

canto,

suspiro,

aliento y melodía...

Soy todo, 

soy parte,

de un todo,

con todo, 

y con todos.



Los laureles, Saladillo, 11 de agosto de 2025








 

domingo, 10 de agosto de 2025

Sirio y el viejo

 Suenan los acordes de un violín mientras se despeja la niebla. El gato acurrucado entre las piernas levanta la cabeza, busca un mimo y vuelve a apoyarse sobre el brazo inmóvil del anciano. Sentado en su viejo sillón, algo vencido y de tapiz ajado, deja que su mirada celeste se pierda a través de la ventana. Sus manos descansan sobre el suave pelaje de Sirio que duerme en su regazo. Arrugadas por el tiempo, cada marca es una historia, una época, un trabajo, un sufrimiento, mil caricias que dibujan el mapa de su vida, sin papel, sin lápices de colores ni tinta. El sol, que por ahora es una línea breve y delgada en el horizonte, los ilumina  y apenas los abriga. Pasa un chimango, con su vuelo corta por la mitad el paisaje tan quieto y arranca con sus alas los pensamientos, vuelven los recuerdos y el anciano sonríe. Los acordes del violín callan, es hora del silencio, de la memoria, del adiós al horizonte, a la niebla, al sol que crece, y de viajar a las estrellas. Sirio levanta su cabeza, se acurruca, y viaja junto al viejo.



Los laureles, Saladillo, 10 de agosto 2025

La Juana

Tiene los ojos tan oscuros como su pelo. Apenas a la luz se adivinan escasas canas como para dar indicios sobre una edad incierta.

Su mirada brilla en el marco de su cara redonda, de mejillas llenas, risa ligera, algo estridente mientras sus manos gruesas empuñan el hacha, la azada o trabajan la masa que se hará pan caliente o torta frita si es que llueve.

Por las mañanas sale temprano a remover la tierra, quitar yuyos y malezas. Tiene semillas para cada época, se emociona ante los plantines y canta a viva voz en tiempo de cosecha. 

La cocina huele a dulces y conservas. Cuando el clima la acompaña, afuera de la casa la olla se tizna sobre la leña encendida dando consistencia y sabor al guiso o a un puchero.

Camina por el campo recogiendo hierbas. Prepara brebajes y mezclas para calmar dolores, bajar la fiebre, curar heridas o vencer la tos y la tristeza.

Sus rituales de buenaventura se repiten y se convidan con quienes los merecen.

No entiende de letras, pero la vida no se le escapa, aprende de ella.

En silencio mira, a lo lejos y bien cerca; se detiene  y observa. Así es que se ganó el apodo de la que "anda junando". 

Por sus ojos grandes entran los secretos que la Madre Tierra le devela y ella guarda con celo.

Será por eso que en cada atardecer dibuja su silueta baja y regordeta contra el sol que se recuesta en el horizonte y pronuncia en voz baja palabras de agradecimiento.

La ven irse despacio hacia la noche y se preguntan qué andará la Juana junando entre las estrellas.




Los laureles, Saladillo, 10 de agosto de 2025

sábado, 9 de agosto de 2025

el sueño que nos habita

Primeros días de agosto, fríos, soleados, con esa temperatura que merece abrigo pero no paraliza. Días de caldo con los últimos zapallos, ovalados como pelotas de beisbol , de cáscara dura y verde con vetas, pulpa clara y no muy sabrosa, pero que acepta condimentos y verduras para hacerse sopa de las noches frías, o tal vez, un dulce para las mañanas.

En el campo, la hilera de álamos jóvenes plantados hace poco tiempo, presentan pequeñísimos brotes que sacan gratitud del corazón y ansiedad de primavera.

Quizá fue respuesta a las plegarias para hacer de la tierra frutos. Los álamos parecieron inspirarse sembrando la idea de plantar frutales dentro de los límites que ellos demarcan. 

La imagen germina en la mente, echa raíces y dibuja en la tierra futuras canastas repletas de naranjas, mandarinas, limones  y pomelos, sopla en el aire el aroma de cientos de azahares abiertos exhalando el íntimo perfume de su fecundidad.

El pensamiento toma forma de proyecto y de pronto, un viejo sueño se hace presente, un sueño de niños rodeando la fogata con los labios brillando por el jugo de la fruta dulce que un hombre de gorra y campera azul cargó en canastas para ellos.

Un sueño dormido que se despierta, una idea que se amasa y leuda como el pan, se hornea haciéndose proyecto. Es que el alma nunca olvida el sueño que nos define. En el tiempo preciso, lo recuerda.



Los laureles, Saladillo, 09 agosto de 2025

jueves, 31 de julio de 2025

Del todo, un poco

 Poco a poco los días grises dejan de entrar en el ánimo esperando que sean diáfanos para poder sonreír.

Poco a poco, al internarnos en el propio devenir comprendemos que somos parte de todo, que nuestro todo es apenas una parte.

Poco a poco se borran los límites, y no se distingue al árbol, al aire, la nube, el pájaro, la rosa, al sol o al perro como entorno ajeno, sino como parte, junto a nosotros, con nosotros, del mismo todo que nos abarca.

Crecemos con el árbol y con él somos cobijo y alimento, el aire nos sostiene y somos soplo que se expande, lloramos con la nube, volamos con las aves, perfumamos con la rosa, el sol nos ilumina, entibia, y con él somos luz que abriga, somos fidelidad y cariño.

La oscuridad deja de ser miedo, gris la tristeza, alegre la primavera, o melancolía el invierno.

Ya no es el entorno el que modifica nuestra existencia, ni la circunstancia lo que la altera; somos parte del entorno y de cada circunstancia, somos parte de ese maravilloso todo que nos abarca.



Buenos Aires, 31 de julio de 2025

miércoles, 30 de julio de 2025

el pullover

 Tu piel escondida en la lana

abrigó la mía en la tarde fría y oscura.


El calor de tus brazos

enredado en la trama del tejido

envolvió de nostalgia mis manos

que sobre la manga clara dibujaron un abrazo.


Prenda de invierno

vacía de vos

llena de mí.


Lana gruesa que te guarda

en cada uno de sus puntos

perdurando tu presencia

en su color pleno de recuerdos.


el pullover,

tu pullover,

mi abrigo.



Buenos Ares, 29 de julio de 2025

jueves, 24 de julio de 2025

Lucha interna, paz eterna

La señal que vió fue inequívoca: " VICTIMA FATAL". Quedó grabada en sus ojos mientras el camino por la ruta se alargaba tras una niebla densa.

La memoria despertó al recuerdo que volvió vívido e intenso. Tal vez fue la música que escuchaba a través de los auriculares la que acalló la sensación del accidente y la tristeza y el dolor que le siguieron.

Llegada a la terminal, se dedicó a hacer las compras. El día estaba frío y húmedo, oculto bajo la neblina persistente.

Volvió a la ruta con el baúl del remise cargado con bidones de agua, bolsas de carne para ella y sus perros, algo de verdura y frutas y pequeñeces de almacén.

En la hora siguiente se dedicó a ordenar para luego sentarse a comer los restos de un pollo que había traído en la valija a fin de evitar tener que cocinar al llegar pasado el mediodía, cansada y con hambre.

Apuró el pollo frío con un poco de agua y los medicamentos de la tarde. Encendió la salamandra.

Ya con el silencio y la quietud que trae el haber finalizado la tarea, miró a su alrededor.

La casa y sus rincones se llenaron de sombras.

Los fantasmas aparecieron para sacar de las entrañas una rabia desconocida, llanto, grito, enojo y bronca. Se sorprendió de la furia estallando en el aire, un sentimiento nuevo, novedoso, raro y extrañamente liberador.

Jamás había sentido esa ira que la tarde se llevó en el aire pesado y denso de la bruma, dejándola vacía.

Decidió cenar liviano, sólo una taza de caldo caliente y un trozo de pan. Encendió el fuego en el hogar y se sirvió una copa de vino.

Sólo su rostro estaba iluminado por las llamas y tibio por su calor. En el ambiente oscuro, se resaltaba su mirada.

Dejó que cada inspiración le trajera emociones nuevas para ocupar el vacío que le había dejado su arrebato.

De a poco la serenidad fue invadiendo su cuerpo y sus pensamientos, como lo hace la victoria en una batalla dolorosa, se descubrió en paz,  más profunda, más interna, y supo haber crecido.



Los laureles, Saladillo, 23 de julio de 2025

viernes, 18 de julio de 2025

Cara y ceca

 Soledad,

         soledad dulce del sosiego, 

         del silencio y la contemplación,

         soledad que mira y

         que admira cada parte

         de la inmensa totalidad.


Soledad,

          soledad gris del desarraigo,

          de la pérdida, del sabor amargo,

          soledad oscura y fría

          que llora y quiebra

           al alma,

           solitaria en su caverna.



Buenos Aire, 18 de julio 2025

   

martes, 15 de julio de 2025

Despertar

 Abrir los ojos,

la luz se cuela por la ventana,

el cuerpo tendido en

sábanas blancas...

el corazón a oscuras.



Buenos Aires, 10 de julio 2025

niebla

La niebla espesa de estos días nos sumerge en una emoción incómoda: la cortina impuesta por un clima adverso oculta al horizonte y se reproduce en los ojos cegados a un destino cierto, temerosos de cualquier movimiento.

El entorno ávido de césped, álamos y hacienda ya no es el límite seguro que define el lugar, el lugar que ocupamos. Se desdibuja así también nuestro ser, nuestra identidad, nuestra certeza. La bruma densa nos empuja puertas adentro, de las paredes, del alma.

Encontramos refugio alrededor de un fuego, en la salamandra, el hogar o el brasero. El movimiento de las llamas desnuda sin permiso a aquello que arde  en nuestra intimidad, para obligarnos a sentir, a conocernos, a iluminar la riqueza que nos habita y a escuchar en el crepitar de las brasas las voces de nuestro ser más profundo.

El sol va corriendo el velo, así el silencio y el calor de la hoguera desentraña nuestra esencia devolviéndola a la luz. 

Se alejan los días de niebla espesa, la luz trae la claridad de hombres nuevos.


Saladillo, 8 de julio 2025