martes, 21 de septiembre de 2010

sensaciones

La soledad más infinita y dolorosa
es el silencio de tu tarde,
la noche a tus espaldas,
las mañanas ciegas.
Es la que se olvida de nosotros,
la que mastica una salina,
la que muerde el desierto
y crece árida y sedienta.
La soledad más punzante es la que se clava en tus manos,
amordaza tu palabra
y se desliza sobre tu piel esquiva.
Es el tacto marmóreo,
el gris áspero, cementino,
la lluvia indecisa
que no canta en el tejado.

No hay comentarios: