lunes, 21 de septiembre de 2020

Y fue un día...

 Y fue un día cuando lo invisible escondió tu sonrisa,

cuando tus ojos hablaron en la mirada de tantos,

cuando tu lágrima se hizo añicos en la transparencia de un escudo,

y un poco de sol, recuerdo de una piel en la tuya...


Y fue un día cuando la muerte me hizo distinta,

cuando el miedo me bautizó de nuevo,

cuando la calle se vistió de misterio, de amenaza el vecino,

y yo, de encierro, promesa de vida sin garantías.


Y fue un día que decidí morir, si así tuviera,

morir besando tu boca, riendo en tu sonrisa,

morir con la mejilla húmeda por tu lágrima tibia,

morir con tu piel en mi cuerpo, en mi corazón tu latido.


Morir al sol, tocándonos...


Y fue un día que decidí vivir con toda la vida,

y si así no fuera, morir viviendo.


domingo, 30 de agosto de 2020

Sino por la tarde

 ¿Donde encontrarte? ¿Donde? La torcaza picotea en la tierra de la maceta, el zorzal saca mordiscos a la manzana y el agua de las nubes salpica gotas en la pileta; el benteveo tocó la piel del aguaribay que apenas se inmuta con la caricia de la brisa. Los acordes de un piano se deslizan y vibran allí donde  duerme el tercer ojo. Se le suman el llamado del benteveo, la gota que termina y el silencio de las hojas quietas. La sorpresa vino en un mensaje de quien pudo averiguarme y encarar mi nombre. Por un instante el sí se adueñó de la tarde...por un instante.

Lloró la ignorancia en una lágrima que arrastra el desconcierto de la existencia. Voló la torcaza y se hizo ausencia, el zorzal vuelve a arrebatar el corazón a la manzana.

lunes, 10 de agosto de 2020

2020

 2020

el año que aprendimos a sonreir con los ojos ...

sábado, 25 de abril de 2020

Otoño

Tan quietas
como quien las mira
a través de la ventana,
con la palidez de quien
espera la brisa
o el aliento
que las eleve a otro destino...

si la lluvia,
golpeando fatigas
cae y las quiebra,
bañadas en lágrimas
se harán diamante en la tierra.

domingo, 12 de abril de 2020

Aislamiento y cuarentena...vos,yo, nosotros

El tiempo se prolonga...el aislamiento toma un carácter cruelmente esclarecedor de la convivencia, tan cruel como un espejo bien pulido.
No es posible eludir observar al otro, mirarnos por dentro y vernos juntos.
Y tal vez ocurra que el tiempo que nos han " obligado" a compartir sea un tesoro que la vorágine de lo prescindible nos había escondido; o quizá las horas se habiten de largas conversaciones que hace tan sólo un mes eran imposibles en los breves cafés que apurábamos en minutos de descanso...tal vez los temas se multipliquen y la riqueza se adueñe de nuevas ideas, o incluso, porqué no,   comencemos a soñar juntos lo inimaginable, y puede ocurrir que descubramos al otro, que veamos el rostro que la prisa borroneaba... y quizá los silencios se hagan caminos hacia una intensa interioridad del otro, tan desconocida hasta ahora, tan sepultada bajo un arquetipo que se derrumba en pedazos. Aparece en el otro un ser interior que nos maravilla, nos deslumbra, nos enamora...Es entonces cuando los lazos se hacen fuertes, mucho más fuertes,y nos liberan...

O puede ocurrir que este tiempo se alce como barrotes silenciosos que nos encarcelan en las paredes de " nuestro hogar"; puede ocurrir que el tiempo quede suspendido en interminables silencios incómodos, teniendo nostalgia de aquellas  charlas en cortas sobremesas en las cuales se decía lo necesario para compartir la nada del otro, que tampoco era escuchado.
Puede que sólo se hable del programa radial de la mañana, del noticiero vespertino, del virus, la pandemia y sus muertos...puede que sintamos que la vida, lo interesante,  esté allá afuera...en calles desiertas, pero nada, aquí adentro.
Es entonces cuando el espejo nos devuelve la invisibilidad del otro, de quien está a mi lado, con quien convivo...es entonces cuando el aislamiento se hace visible aquí mismo, tanto hoy como en el ayer...y descubramos que el tiempo compartido aburre, esclaviza, que no hay nada de interés por descubrir, no hay interioridad ni sueño más que el propio...es entonces cuando se ven las cadenas...

Esto pasará...y después?
La misma pandemia, el mismo aislamiento....cuando la riqueza se descubre y se expande no hay vuelta atrás...se avanza...
Cuando la celda nos abraza,invisible y silenciosa, se hace imprescindible una elección frente a la evidencia:
Cadenas? 
O libertad?

2020 - Año de la pandemia

Y el estupor nos llegó a principios de marzo...cuando aun nos parecía lejano. De pronto la palabra se hizo noticiero y el silencio obligado nos habló de nuestra propia miseria.
El tedio se adueñó de toda pantalla y la convivencia se recostó insulsa.
Las manos saludan en los balcones al heroísmo de unos pocos ( o muchos), de aquellos en cuyas manos pueden caer nuestras vidas, unos y otros con sus ropas blancas, verdes, azules, fosforescentes y sus gorros, esos que seguimos sin ver a pesar de que siguen estando, hoy, como antes.
De los números nos aterran los muertos, la fragilidad de las arrugas, la pobreza, y al fin entendemos la marginalidad y la progresión geométrica.
Tras el desfile de ataúdes se disputan los culpables, y entre las pérdidas ante la devastación, zozobra nuestra vida como nunca antes; las certezas dejan de serlo y el pavor derrumba estructuras, dentro y fuera de cada ser que aún respira.

jueves, 27 de febrero de 2020

La llegada del tren

Miguel esperaba sentado en el banco del andén con los ojos cansados. Mientras veía pasar los trenes retenía con fuerza las últimas palabras de su madre: “Miguel, el camino a la felicidad pasa por única vez, como un tren, sólo hay que estar atento y saber cuál elegir.