viernes, 12 de julio de 2013

ideas de otro mundo...

Perdida en el universo de las incertidumbres encuentro la severidad de la angustia.



El cosmos es el sueño de un loco imaginario.



Esta mañana, apabullados por la luna inmensa y blanca, los astros se descuidaron.



La galaxia contiene mi nimiedad, que la completa.



El desorden espacial nutre y consume la existencia.


Promesa

La densa oscuridad del bosque
esconde a la maraña que hiere,
a las espinas que rozan
el coraje del caminante
y rasgan la piel del peregrino.

Son los pasos decisivos
el esbozo de un sendero,
la huella inadvertida que traza
la certeza de la luz.

Impulso

Colgó el auricular del teléfono. Estaba tan sorprendido que no cabía en la cordura. A pesar de que el tiempo y las circunstancias jamás le escondieron señas ni le ocultaron indicios, el desconcierto de lo irrevocable lo abrumó a punto tal que de un tirón volteó de la mesa los portarretratos. Los vidrios se desparramaron por el piso como sus lágrimas en las mejillas alteradas por la furia.  El dolor punzante de la esperanza traicionada lo vence y cae de rodillas. El cuerpo tiembla. La sangre se detiene y se acumula. Golpea. La siente en sus venas, lo ataca, pero no lo paraliza. Se levanta. Ahora la mirada es distinta, está seca. Los labios tensos, y la mano crispada busca el arma y la empuña con certeza, la que nunca sacó del cajón de la mesa de luz, la que compró porque ella le insistió, la que nunca estuvo de acuerdo en comprar. Ahora sí. Ella lo quiso, ella enfermó, ella luchó con fuerza, ella tenía esperanza. Ella está muerta, y él, decidió irse con ella.

El llano

Le decían  el Llano, no en alusión al legendario Llanero solitario, sino porque se lo consideraba tan liso como una extensa planicie.; y no por su belleza o similitud con horizontes misteriosos y cautivantes, sino todo lo contrario. El Llano era de esas personas que están, sin prisa, sin calma, sin altibajos, sin risas, sin pasión, así, un sin fin de nadas. Y habrá sido por eso, que a pesar de tanto nada era bien conocido en el pueblo, o tal vez, porque el pueblo era tan llano como él.
Nadie sabe decir de qué vivía, pero todos sabemos que vivió. Sí, vivió. Porque ahora está muerto. Lo encontró el panadero la madrugada de tanto frío mientras iba camino al negocio. Así estaba como siempre, sentado en el banco a la puerta de su casa, frío como el invierno, tieso como el hierro donde se apoyaba, mudo como el silencio….así, como siempre, pero esta vez, muerto como la muerte.
¿Y porqué se me ha ocurrido contar sobre este hombre? Bueno para nada pero para nada malo. Porque me ha tenido pensando desde aquel entierro tan poco común, sin murmullos ni lamentos, sin lloronas ni deudos, sin amigos, con el cajón como único testigo.
Miren que este hombre, de quien sólo algunos recuerdan por cortesía el nombre, nos ha dado motivo para hablar, porque de él se tratan las risas y las bromas que se escuchan entre los vasos de ginebra o en las calles. Si hasta los más pequeños ríen ante el apodo de “el Llano”. Un fantasma susurra lo absurdo de la burla. Porque el Llano no se fue. Quedó enlazado en la sombra de nuestra mediocridad.   

domingo, 7 de julio de 2013

en tiempo

Si estás triste y no me ves,
sonreiré para vos en los días
tibios y besaré tus labios con el sol
de las tardes frías.
Si me nombras,
vendré en el viento a abrazarte
y aún en las noches sin luna
brillaré en toda estrella
que mires,
bailaré en la llama del fogón,
y seré el perfume de la leña ardiendo.
Y si tiemblas en silencio,
tomaré la voz del zorzal y cantaré cerca a tu ventana,
en el benteveo vendré a verte,
dejame una miga
y alza tu mirada.
Porque no me fui.
Sigo estando en todo aquello que amo.
Encontrame en el sol que atardece,
en la noche estrellada y en la luna,
bajo el árbol centenario, en la rosa perfumada,
en el canto del zorzal, de la calandria y el benteveo,
en el resplandor del fuego.

donde siempre elegí estar…
te amo…
no te detengas…
Anda el camino que has de caminar…
Sigue andando…