jueves, 11 de noviembre de 2010

...

Colmar de rosas
el cuarto que bebió la sangre,
es acariciar la voz que truncó la bala
y hoy retumba en mis oídos
como histórico mandato.
Hay un decir inquieto en el silencio
…y aún no termina de hablar.
Cortar las rosas
( que crecen sobre esas huellas)
es perfumar la ausencia,
lavar la palabra,
y hacerse uno,
reconocer los ojos
que jamás nos miraron,
pero que ajenos desde un retrato,
no se olvidan.

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