Las luces en el pasillo
alumbran hasta la puerta. Apenas entreabierta, una sombra adormecida nos
inquieta.
Nuestros pasos retumban en
la pared descascarada. Pareciera que el olvido le hubiera arrancado la piel.
Tomó mi mano con
seguridad, percibí dulzura en el contacto firme. Sin embargo, no pude evitar el
temor. Mis piernas temblaron. Por un instante quedé paralizada por el miedo.
Fue entonces cuando sus dedos se apoyaron en mi espalda y a pesar de haberlos
aprendido fríos me sorprendió la calidez de su gesto. En su mirada vacía leí
las palabras que me decidieron:” No temas”.
Apreté su mano y dejé que
me llevara.
Frente a la puerta percibí
el hueco de sus ojos llenándose con los míos. La abrió y se fue tras su vestido
negro.
La sombra me recibió, entré,
y todo se hizo bajo una nueva luz.
1 comentario:
Hola Martita, tus primeras palabras rápidamente me transportaron a los hechos. Fui un observador lejano sin la pericia de distinguir los rostros de quienes te acompañaban; ¿Sería tu familia? Me pregunto si tu referencia a “haberlos aprendido fríos”, ¿nos informa sobre un pasado en común? ¿Sería tu madre, tu padre? Interpretaciones y más interpretaciones de este interesado lector, quien concluye su comentario, con una apresurada y lúdica suposición, de que el relato hace referencia a tu "traslado" por el camino que deja atrás la vida terrenal, y te conduce a una nueva realidad eterna; te acompañan quienes te van a suceder y te recibe quien has sucedido. Felicitación y gracias por el fugaz viaje de tus relatos. Espero pronto poder compartir una charla y encontrar respuestas a mis suposiciones. Un abrazo grande, Damián Elsner.
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