viernes, 6 de abril de 2018

Hay un graznido, único,
sacudiendo el vacío solitario
de la brisa calma
y el horizonte azulado.
Clama la soledad
mareada en el tumulto de vuelos,
alas rotas, puertos truncos,
y se vuelve allí,
desde donde no se puede despegar.

1 comentario:

Jorge Curinao dijo...

¡Volvió! Qué bueno.