Me hablaron de inmensos arenales
donde la sed es tan seca como la muerte,
me contaron de extensos desiertos
donde el viento corre para encontrar nada,
me mostraron enormes rocas
cuyos pesos doblegan todo intento,
y supe de gigantes espinales tejiendo púas
en inquebrantable tramado donde el sol no encuentra refugio.
Nada fue asombro, porque así late mi alma.
Y entre la sed y la nada,
el ahogo y la carga,
un suspiro....
despierta, lo intenta, y
florece el alma .
No hay comentarios:
Publicar un comentario