Poco,
o casi nada.
El río corre aún,
y a su lado,
el tiempo.
Algo, un apenas,
suma dudas,
resta logros,
calca pesares.
Dividida en mil entornos
el alma en pedazos
no se encuentra.
Y la piel envejece.
Los ojos,
marchitos,
perdidos sin retorno,
añoran la lágrima
que,
en desértico dolor
se ahoga en las aguas
de una vida esteril.
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