miércoles, 11 de abril de 2012

La luz

Un punto de luz que no pudo ubicar ni en la ventana ni en la pared, tal era la oscuridad de la habitación, le arrebató el último pensamiento que quedó suspendido en la noche inhabitada.
Cerró los párpados e intentó recuperarlo. Era de crucial importancia ya que formaba parte del argumento esmerado y preciso que justificaría su decisión.
Escurridiza como todas, la idea no pudo rescatar las palabras que le dieron forma.
Se incomodó, cambió la posición y apretó la sien con su mano a fin de concentrarse para hallar lo perdido. No lo logró. Las premisas se fueron desbarrancando en su mente como una cascada incontenible. Una lógica inesperada invadió la sinrazón de sus convicciones. Odió sin límites a ese punto efímero que desdibujó su certeza.
Lloró en la oscuridad.
El arma cayó de su mano derecha. Sonó el golpe. El aire oscuro recibió el disparo.

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