miércoles, 18 de abril de 2012

El anuncio

En un sábado vestido de domingo con el encaje gris que llora en la ventana, la radio carraspea entre la hora y las noticias.
La luz, mayormente artificial, ilumina las letras del diario. La voz del locutor pone emoción al titular que ocupa casi la mitad de la primera plana.
Los hermanos más pequeños juegan sobre el piso húmedo, en tanto el padre, con el matutino deshojado entre sus piernas se sumerge en el butacón como queriendo desaparecer, y la mujer, retiene en sus ojos las lágrimas y la mirada de su hijo, erguido con las manos temblorosas anticipando el desgarro de una partida involuntaria.
La guerra había comenzado.

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