sábado, 17 de abril de 2010

La duda

Se levantó a cerrar la ventana porque el frío le tocó la espalda, o tal vez, se estremeció de miedo.
Volvió a la cama y acurrucado, se cubrió la cabeza con la almohada sin animarse a inspirar ni exhalar aire, como para no interrumpir el silencio.
Forzó el cuerpo a una rigidez tal que las sábanas quedaron tiesas, y apretó los párpados para mimetizarse con la oscuridad.
Pensó que había transcurrido una hora, o lo había deseado.
Durante el tiempo que fuera, no escuchó más aquellos silbidos que supuso del viento, ¿o fueron un sueño?
Pudo abrir los ojos, pero prefirió no hacerlo. Tuvo miedo del miedo, o de descubrirse muerto.

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