lunes, 28 de noviembre de 2011

La misión

Seguramente nos va a llevar más tiempo del que suponemos, pero no por eso vamos a abandonar el objetivo.
En primer lugar y para que te conozcan bien, vas a vivir en la casa de un artesano. Está comprometido con una mujer joven que será como tu madre. Se obediente. Lo importante es que te vean pero que no llames la atención. Claro, eso vendrá más tarde.
Después de un tiempo prudencial, saldrás en busca del socio que te está esperando. El lugar es cerca del río, no lo olvides. Allí él tendrá reunidos a un grupo de personas. No te engañes, no todos están implicados, alguno puede ser que quiera ser cómplice y se te acerque demasiado para después darnos la espalda. Fijate vos, lo vas a poder manejar seguramente.
A partir de ese momento, cuando ya te reconozcan como líder, dale duro a la campaña. Caminá, hablá, gritá, hacé todo lo necesario, hasta milagros si se te ocurren, no dejes un minuto sin dejar las cosas bien claras, porque si no, se nos va todo literalmente al demonio.
Bueno, hasta acá tenes alguna duda? No? Bueno. Después viene la parte difícil. Algunos incompetentes te empezarán a perseguir. Cuando te la veas complicada o si tenés ganas de abandonar, andate bien lejos y recordá que el tesoro es inmenso, que cuento con vos y sobre todo que vos contás conmigo. Algunos de ellos también cuentan con nosotros.
Claro que con tanto tiempo de soledad te van a acechar los enemigos, así que no pases más de mes y medio. Con eso bastará para recuperar fuerzas.
Es muy probable que en cuanto te hagas ver nuevamente te echen el guante. Te la van a hacer pasar duro, muy duro, pero no aflojes, acordate que nuestro plan exige sacrificios pero vale la pena. Por ahí te juzgan como a otros delincuentes. No les hagas caso, vos y yo sabemos la verdad.
Los conozco, tanto, que casi estoy seguro lograrán matarte. Se van a sentir satisfechos. Mirá la sorpresa que les espera. Eso sí, no aflojes ni por un segundo, porque te necesito. Es más, van a tener tu imagen colgando como un souvenir para no olvidar que ellos pudieron doblegarte, son tan tozudos, caprichosos y soberbios que pasarán siglos antes de que acepten la verdad. Otros lo llevarán como estandarte.
En fin hijo, allá vas. Te espero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lindo