martes, 25 de agosto de 2009

La imagen

En un mundo tan geométricamente perfecto y escandalosamente técnico, sólo la magia logra doblegar soledades, acunar sueños o encender deseos.
Pero ella no contaba con la lámpara del genio, el hada madrina o la pócima de la bruja; aunque llenó de inciensos el aire sofocado de angustia y encendió velas de tantos colores como vibraciones prometían alterar la quietud de las noches umbrías.
Corrió muebles y rincones hacia el norte y otros puntos según sugerían tendencias orientales o vaivenes energéticos del universo. Hasta cambió su nombre para forzar su destino.
El sueño indeleble se fue durmiendo en los brazos de la magia esquiva.
Hechizos y hechiceros se hicieron añicos a pesar de sus intentos y durante años rumió soledad sin poder digerirla.
Pero una tarde, la masticó con furia y se atragantó con un collar de promesas engarzadas una a una tras tantos sorbos de agua. Y el sueño se la llevó en andas.
Se fueron juntas a un silencio sin ausencias que las esperaba con la fuerza de un quebranto.
Y el mundo, geométricamente perfecto, recuperó con celeridad su equilibrio reordenando con sorda eficiencia las piezas.

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