La oscuridad es
real, tan profunda como se define, y el silencio no existe a pesar de la
ausencia de sonidos. Hace frío, pero la temperatura es estable. No hay
corriente de aire, si bien son cientos los túneles que tal vez, por su
disposición arqueada y sinuosa, detienen
en forma paulatina el soplo de la atmósfera.
Somos un grupo
entre diez o doce, algunos menores. Se los percibe entusiasmados de la mano de
los padres, quienes se muestran dudosos del coraje que los hizo venir.
El guía nos
explica que estamos bajo una capa de 120 metros de tierra. Imagino la cuadra de mi
casa repleta de polvo y terrones, la alzo en posición vertical y me coloco
debajo. La sensación es inevitablemente atractiva, ligeramente apasionante, y
un poco perturbadora.
Avanzamos
guiados por las luces de las linternas. Siempre juntos, escuchando con atención
las palabras del minero que oficia de guía, encantados con sus anécdotas y
relatos.
Llegados a una
boca cuya garganta se perdía en la profundidad invisible, nos pidió que
recogiéramos piedras. Llenamos nuestras manos y antebrazos con todas las que podíamos.
Las linternas alumbraban su rostro. Lo demás se escondía en la espesura de la
oscuridad. Dijo: “Pongan en las piedras todos su temores, los dolores, aquello que no desean volver a vivir, los odios, los rencores, la
avaricia, el egoísmo, las penas que necesiten olvidar.” El silencio por primera
vez se hizo sentir. “Ahora – continuó- arrójenlas por esta boca y escúchenlas caer…”
El estrépito se
fue alejando en tanto la boca tragaba sin cesar aquellos trozos de nuestras
vidas. El tiempo se prolongó como el sonido de la caída que parecía no tener
fin. Hasta que el silencio volvió triunfante y se instaló en la sensación de
cada uno.
Imaginé el fuego
haciendo de la piedra un alimento, y al árbol, tomando de la tierra las
memorias que lo nutren.
Ascendimos. El
sol de un mediodía nos recibió rodeándonos de luz y aire tibio. Los más chicos
nos miraron con sorpresa. Los escuché decir entre ellos: “¿Por qué sonríen?”
La ruta nos
devolvió a lo de siempre, distintos.
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