Las palabras
golpearon duramente contra las paredes y su sentimiento. Ahogado, sin articular
respuesta, el cariño atinó a salvarse navegando entre lágrimas aferradas al
silencio, como siempre.
Los sonidos que
alguna vez la ternura de una maestra enlazó para que él la llamara, ahora se
crispan y estallan como cristales que la lastiman.
En su corazón de
madre, transparente, se ven reflejados los agravios. Perdona, mira, ruega. Sabe
que la boca que habla está llena de veneno, de alcaloides secretos prometiendo
fantasías, cosechando quimeras, avatares que la socavan, pero que no han de
destruirla. Porque en esa misma boca batallará con su cariño, con el alma, con
la vida, hasta dejarla limpia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario