Después del miedo y del agotamiento, el coraje tomó las riendas y puso de una buena vez a prueba el tan ansiado sueño y su sentir, que aflore la emoción y el sentimiento, que sean profundos y verdaderos.
Cada paso que doy en el parque, pisando la tierra, crujiendo ramas, recogiendo leña o cosechando limones, pomelos y mandarinas, cada paso sacude mis entrañas y me dibuja una sonrisa.
En la tierra anida mi alma, en sus frutos, en su riqueza, en el horizonte y el vaivén de los eucaliptos agitados por la brisa del mismo viento que barrió en mi corazón cada fantasía, duda, o mezquindad para habitarlo de grandeza y gratitud.
En cada paso ofrezco esta tierra para que florezca con todo su esplendor y riqueza, con su inmensa vocación de entrega.
Caminar, es orar. Que así sea!
26 junio2024
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