Aprender y atender, abrir la mente y prepararse porque los desafíos son distintos, las necesidades diferentes, así como los tiempos, las distancias y los accesos.
Aquí se adormecen la premura y la velocidad urbana que satisfacen prontamente las urgencias.
Aquí se planifica y se previene, y también, se aceptan y respetan los tiempos y distancias, las lluvias, las sequías, el barro y los charcos.
Aquí se aprende a abandonarnos en las manos de la naturaleza cuyo dominio prevalece sin parcialidades ni ventajas mezquinas.
Adaptarse a la belleza no siempre es fácil, pero siempre es hermoso, nos enseña humildad, nos impulsa a la creatividad, nos abre los ojos para admirar y el corazón para orar.
30 abril 2024
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